"INFORME TOPOGRÁFICO"
Había colocado tres heliógrafos equidistantes para asegurarse de que sólo existía un sol. Había deambulado de norte a sur observando los reflejos de las nubes en los charcos de agua de lluvia. Había recorrido todas las grietas de este a oeste internándose en ellas. Había recogido muestras de nidos de golondrinas y panales de abejas.
Hasta aquí las pruebas de evidencia. Operaba ahora con la alidada de carbones encendidos, escrutaba la coincidencia de las sombras de las cimas en el fondo de los valles. Recogió las cenizas al término de la prueba.
Agrimensor K hizo los preparativos para la prueba del eco, era esta crucial y definitiva: simplificaba todo el proceso topográfico y de darse bien significaría éxito para la empresa. Todo consistía en captar el eco del pensamiento y reproducirlo a mano alzada con los ojos cerrados sobre un bastidor de seda.
Agrimensor K cierra los ojos y con el cálamo en la mano espera el movimiento automático producido por el eco del pensamiento “utopia”.
Esperó vanamente a que su mano actuase; permaneció horas esperando el eco, hasta que aceptó que todas sus sospechas se confirmaban. Verdaderamente estaba en un mundo incomposible, se encontraba en Utopia, el único lugar donde no hay escapatoria, donde nunca pasa nada, donde el secreto es que no hay secreto.
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